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martes, 6 de marzo de 2018

#OpinionNE | MI EXPERIENCIA COMO PERSONERO


Antes de ser personero comprendí que no se trata ser el encargado de juegos rifas y espectáculos del colegio.


En el 2014, en principio motivado por compañeros de mi promoción, asumí el reto de lanzarme como candidato a personería del colegio San Ignacio. Si bien es cierto que no estaba entre mis planes, en casa siempre me inculcaron que si asumía una responsabilidad lo debía hacer de la mejor forma posible.

La constitución política de Colombia, la Ley 115 de 1994, en lo que respecta al gobierno escolar, y el manual de convivencia eran de las cosas de las cuales debía saber al menos un poco. Con la lectura de los documentos mencionados y la ojeada de algunas publicaciones en internet, el equipo de campaña y yo logramos comprender que ni la piscina, ni el zoológico en el tercer piso, tampoco la zona verde para los descansos ni siquiera los Jean Days debían formar parte de nuestras propuestas. Surgía una duda, ¿cómo íbamos a lograr convencerlos de votar por alguien que no proponía lo que cada año decían los candidatos? La respuesta estaba en “nuestras narices”; la razón por la que vamos al colegio: pedagogía.

En campaña

Cuando ingresábamos a un salón, luego de saludar y con la debida autorización del docente, preguntábamos si conocían las funciones del personero estudiantil, la media en los salones era: no. Por allí empezábamos para que entendieran que el personero es garante de los derechos de los estudiantes y promotor de los deberes en la comunidad educativa y que por eso se quedaban sin fundamento algunas de las propuestas más populares.

¿Y las propuestas?

Cuando los estudiantes entendían cuáles eran las funciones del personero, ellos mismos eran quienes proponían, pues habían realidades que desconocíamos y era importante escuchar a los estudiantes antes. Aun así, no llegamos con hojas en blanco; defender los derechos, hacer las veces de mediador entre los estamentos del colegio y los estudiantes, promover algunos proyectos y revisar que pasaba con los espacios deportivos eran la base de lo que esperábamos hacer.

En campaña también contábamos la experiencia que teníamos quienes seriamos equipo de personería, en proyectos del colegio como “Nacho Estéreo” o como “San Nacho y Su Agroecología”, el primero llevaba meses de funcionamiento e iniciaba como una apuesta por construir pensamiento crítico, el segundo con años de funcionamiento en la formación de Lideres Ambientales en Agricultura Urbana.

La pedagogía funcionó y fui nombrado personero al tiempo que a Nacho Estéreo le aprobaban un proyecto en la Alcaldía,  del cual yo era responsable, pero eso es otra historia. Nombrado personero, el equipo de personería, que contaba entre otros con María González, Paula Pacheco, Lina Zarate, Camilo Albarracín y Daniel Vargas, empezábamos a mediar y ser voceros en algunas situaciones: el servicio prestado en la cooperativa del colegio, el refrigerio caliente para los sábados (que si bien es cierto era una propuesta de contraloría, se logró gracias al trabajo en equipo de personería, representantes de curso y contraloría), revisiones al manual de convivencia, atención a requerimientos de los estudiantes; son algunos ejemplos de cómo empezamos.
Al termino que se finalizaban las responsabilidades con la Alcaldía Local por el proyecto de emisora juvenil empezamos a trabajar en una de las grandes apuestas que teníamos: Los escenarios deportivos.

Primero, me documenté acerca de lo que pasaba con las canchas aledañas al colegio y luego de entender lo que sucedía gracias a la información suministrada por rectoría, aproveché un espacio de reunión de personeros estudiantiles de la localidad para manifestar que ocurría y recibir algún tipo de apoyo, la respuesta no fue la más alentadora porque implicaba volver a caer en el “ping pong” de las entidades distritales. Tiempo después decidí escalar mis inquietudes a la personería distrital y solicité en recepción que alguien del despacho del personero distrital me atendiera, pero sin cita no podía, basto con decir que era personero estudiantil para que me permitieran el ingreso. La secretaria del personero (al menos una de tantas que tiene) escuchó mi solicitud, la primera respuesta era otra vez la carta tras la carta, en ese momento fui enfático y manifesté que eso no iba a ser una solución y se necesitaba algo más acertado,  por lo que desde el despacho iniciaron el proceso correspondiente para  citar audiencias públicas, me remitieron a la oficina de la personera para educación y se empezaron a llevar periódicamente audiencias públicas en las que algunas entidades adquirieron compromisos presupuestales a largo plazo que ascendían a los  $ 5.000.000.000  (cinco mil millones de pesos), los resultados de esa gran inversión se deberían ver finalizando el 2017 e iniciando el 2018, pero no pasó, y no paso porque no sabemos aún lo que es ser personero estudiantil. Por el contrario, solo se vio una inversión a corto plazo que permitió que las canchas posteriores al colegio fueran reconstruidas.

Regresé al colegio en el 2015, 2016 y 2017 y en formación les conté a los estudiantes la importancia de elegir bien, con los personeros también me reuní e intenté dejarles claro que ser personero es algo que se debe hacer no por volverse popular sino por incidir y mejorar aquello que no está del todo bien.

Ahora bien, si está pensando en lanzarse como personero y no sabe ni siquiera qué hace un personero o cree que es el que organiza los Jean Days o pone música en el descanso, le sugiero retirarse como candidato para que en el 2019 no digan: “el personero del año pasado no hizo nada”. Y a los más de mil electores solo me queda decirles que si quieren ver un personero hacer su trabajo, elijan bien.

Aclaro que el objetivo no es desanimar candidatos a personería o incluso contraloría, ni mucho menos juzgar a quienes han sido elegidos con anterioridad, ellos no son los culpables ni lo serán, en realidad no hay culpables, solo aquellos que no ven más allá de lo que les corresponde y que no se acuerdan de que han sido nombrados personero(a), contralor(a) o representante estudiantil.

Para finalizar, no olvidar que el personerito también es importante, que cumplir las labores de personería es un trabajo que implica hacerlo en la jornada mañana y en la complementaria y que una de las grandes apuestas debe ser el promover la equidad, el buen trato y la convivencia; de forma tal que estemos sintonizados con la cultura de paz.
Si uno revisa los estamentos del gobierno escolar se dará cuenta de que en muchos espacios el personero tan solo tiene voz y no voto, pero ¿me creerían si les digo que con la sola voz es suficiente?

Cristian Camilo León Bohórquez
Estudiante Ingeniería Electrónica PUJ
Egresado y Expersonero colegio San Ignacio 2014.
6 de marzo de 2018 - Bogotá Colombia

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